Las lluvias alteran el ritmo de vida de
los capitalinos
El fuerte aguacero que cayó ayer
-desde la madrugada hasta pasado el mediodía- obligó a la
ciudadanía a cambiar su vestimenta y salir temprano, además de
sufrir las molestias de la usual congestión vehicular. Parece
mentira, pero no lo es. Una lluvia altera planes, hábitos, horarios,
comidas y otras actividades cotidianas, mucho más si es en las
primeras horas de la mañana en que la ciudadanía se moviliza a sus
actividades diarias. Ayer fue la evidencia de lo anotado. El
aguacero no tomó por sorpresa a la ciudadanía, que con
sombrilla en manos y abrigos, botas, guantes y gorras salió de sus
viviendas a cumplir con sus labores diarias. En toda la ciudad
el tráfico vehicular estuvo congestionado. En un pasillo del Palacio
Municipal, José Jaramillo, de 65 años, estaba reunido con sus
amigos jubilados. No pudieron reunirse a media mañana en la Plaza
Grande como es costumbre, inclusive la tristeza afloró.