viernes, 22 de agosto de 2008

Restaurantes deben pasar por inspecciones de control sanitario

Desde que se abrió la puerta del Chifa El Cisne 2, ubicado en Gumaní, los inspectores de la Dirección Provincial de Salud, notaron las pésimas condiciones higiénico-sanitarias con las que preparaban los alimentos y atendían a sus comensales.

Vísceras de pollo, carne de chancho y verduras en estado de descomposición estaban recogidas en grandes tarros junto a tinas de plástico colocadas en el suelo con el arroz cocinado para preparar ‘chaulafán’. Además, dentro de la nevera, había restos de comida y fundas de alimentos congelados sin ninguna medida de higiene.

Pese a esta realidad, este local sí tenía el permiso de funcionamiento otorgado por la Dirección Provincial de Salud, emitido en febrero del presente año. Las excusas de la situación que encontraron los inspectores, eran que el recolector de basura no pasa regularmente y que los propietarios son extranjeros (chinos) y que no entienden el español.

“Esto no justifica que los cocineros no utilicen uniformes apropiados y mucho menos que tengan las uñas largas y sucias y que no tengan el certificado de salud ocupacional”, comentó Martha Eguiguren, jefa de control sanitario del área 19 de salud de Guamaní.

Después de la inspección, las autoridades decidieron no clausurar el restaurante. La razón fue que por tener los permisos de seguridad y funcionamiento actualizados, sólo podían dar una citación y realizar una nueva inspección el martes 19 de agosto.

Casos de estos se ven en muchos locales comerciales que se dedican a la venta de alimentos preparados. Los operativos de control de registro sanitario se realizarán en el centro, norte y sur de la ciudad indistintamente y sin previo aviso a los propietarios de los restaurantes y con mucha discreción para que no se filtre información.


Texto..mi amiga Camila Witt




jueves, 21 de agosto de 2008

Quito, Velada Libertaria











Tragedia aérea en Los Bancos conmociona al país

Varias versiones envuelven el nuevo accidente enluta a las familias de los cinco tripulantes que viajaban desde la Base militar de la Balbina (Sangolquí), hacia la unidad del Grupo Aéreo Número 43 “Portoviejo”.

El Ejército ecuatoriano volvió a enlutarse por un nuevo percance aéreo. Un helicóptero Gazelle E-342 se estrelló a las 10:00 del viernes anterior en las inmediaciones del recinto San Bernabé, en el cantón San Miguel de Los Bancos, al nor occidente de Pichincha.

Para llegar al sitio del accidente, primero se deben recorrer 25 kilómetros por la vía a Valle Hermoso, un camino secundario que conecta a los Bancos con los recintos San Pedro y San Bernabé. Luego, hay se debe caminar 45 minutos más por un estrecho sendero resbaladizo y fangoso.

El escenario es dantesco: fierros retorcidos y partes del fuselaje desperdigadas en 10 metros a la redonda. Tal sería el impacto, que la mitad de la parte delantera de la aeronave se incrustó en la tierra. Las hélices, en cambio, se convirtieron en afiladas cuchillas que cortaron la vegetación hasta que detuvieron su movimiento.

Las labores de rescate se hicieron de manera coordinada por parte de los miembros del Grupo de Intervención y Rescate (GIR), la Policía Judicial (PJ), su similar de los Bancos, la Cruz Roja de la junta cantonal de Pedro Vicente Maldonado y los miembros de las FFAA.

Lenin Pérez y sus cuatro compañeros del GIR empezaron su trabajo desde las 12:00. “Cuando llegamos a las 12:00, vimos que un helicóptero Súper Puma del Ejército ya se encontraba ahí, y colaboramos con ellos en la extracción de los cadáveres”. Reconoció que los cuerpos (cinco en total) estaban sepultados, mutilados e irreconocibles. A Pérez, como a sus compañeros, se los veía cansados por el largo trajín que implicó movilizarse y colaborar en el lugar del accidente. Comentó que al parecer, había mucha neblina en el sector y la aeronave volaba a baja altura. Otras versiones presumen que el exceso de ocupantes en el helicóptero provocó el accidente.

Con él coinciden los moradores del sector. Wilmar Narváez, de 42 años, dijo que en el momento del percance estaba desbrozando con su machete unos cáñamos cuando escuchó el sonido del helicóptero. “Luego del impacto, fuimos con mis amigos al lugar y vimos que una de las hélices cortó un árbol por la mitad”.

Al interior de la montaña, María Loja tiene una pequeña cabaña. Dijo que apenas escuchó el estruendo voy a ver lo que ocurrió y encontró varias partes de los cuerpos debajo de las latas. “Es algo que nunca voy a olvidar”, manifestó.

Una de las primeras personas que llegó hasta el lugar del accidente fue Gilberto Ortega, de 39 años. “Cuando escuché el estruendo me acerqué y vi un cuerpo mutilado cerca del helicóptero. Sentí temor de que el aparato vaya a explotar, por eso no me acerqué para ver si otras personas necesitaban auxilio”, señaló.Ortega intentó comunicarse con la Policía al 101 sin obtener resultados. Luego llamó a su hermano, quien vive en Los Bancos, e hizo las gestiones necesarias para que vayan los socorristas y las autoridades competentes. “La Policía no podía hacer nada porque tenían que esperar que lleguen el Fiscal y Medicina Legal para levantar los cadáveres”, finalizó.

En tanto, Luis Villacís, policía comunitario de Los Bancos envió a cuatro de sus efectivos para que vigilen el fuselaje hasta que llegue una comisión técnica que determine las causas del accidente.

Las víctimas fueron: el teniente coronel Marcelo Enrique Baldeón López, el capitán Jorge Grijalva, el teniente Marco Alarcón Montalvo y los cabos Héctor Velásquez Chiluiza y Édgar Aimacaña Singaucho.

Antecedente: La ex ministra Guadalupe Larriva (+) pereció en condiciones similares en enero de 2007, durante una práctica aérea militar.


Escrito por mi amigo Mychel Herrera








miércoles, 13 de agosto de 2008

La prostitución regresa a las calles de Quito


Autoridades policiales buscan declarar en 'emergencia sanitaria' al sector de la calle Junín y clausurar definitivamente a 'hoteles clandestinos'.

Se llama Gladys y lleva tres años 'vendiendo sexo' en la calle Junín, en el Barrio San Marcos, en centro de Quito. Todos la conocen en el sector, a sus 29 años sabe como escaparse de los policías y de los dirigente (centro de la ciudad), para que la dejen trabajar.

Asegura que en Quito no existen lugares rentables para ejercer la prostitución y en los espacios que fueron reubicadas por las autoridades municipales no hay clientes. Gladys 'trabaja independiente' no permite que ningún hombre la cuide, "me muevo sola, por lo general trabajo durante el día, que es menos peligroso".

Al igual que Gladys más de 40 mujeres ejercen la prostitución en el sector. El lugar es conocido por la actividad de las féminas, que varían de edad (15 a 45 años) y nacionalidad. Aseguran que no dejarán 'la zona' aunque tengan que "vivir entre la inseguridad".

En la Calle Junín y la Montúfar se reúnen durante todo el día. Algunas llegan a saludarse y otras comentan sobre el trabajo, sin embargo esta actividad es mal vista por los moradores y autoridades de seguridad, quienes ven en la 'prostitución' una ventana abierta para la delincuencia, dijo Nathaly Escobar, moradora del sector.

Escobar asegura que más de una vez tuvo que cerrar su tienda por los conflictos que genera la prostitución en el barrio. "Aquí vienen de todo a buscar a las trabajadoras: borrachos, drogadictos, colegiales y hasta sus 'chulos' (proxenetas) quienes se pelean, se pegan e incluso venden droga".

La policía y moradores se organizaron y en varias paredes, de los pasajes y calles principales del centro histórico, se colocaron carteles que ahuyentan a las trabajadoras, con fondo blanco y letras rojos, dice: "No trabajadoras sexuales en las calles, no delincuencia. La comunidad vigila".

Iván Rivera, Jefe de la Policía Nacional de Quito, aseguró que lo máximo que puede hacer la Policía es patrullar, porque no existen parámetros legales para sancionar su presencia en las calles, puesto que en Ecuador se respeta la libre movilidad de las personas.

El policía aseguró que las mujeres ya no trabajan en La Cantera y regresaron a las calles con más fuerza. En tanto que Gladys aduce que tuvieron que volver a las calles porque en los sitios de tolerancia no hay clientes.

Rivera aseguró que al momento se trabaja para que las autoridades sanitarias y municipales tomen cartas en el asunto. En el tema sanitario solicitan que se declare en emergencia sanitaria al sector de San Marcos, porque son demasiadas las mujeres que trabajan sin sus papeles de salud.

Sobre el tema Gladys aseguró que cada jueves, las trabajadoras sexuales, acuden al Centro Médico No1, en la calle Rocafuerte para realizar los controles médicos, sin embargo si existen mujeres que no cumplen con la disposición sanitaria.

En el caso del Municipio, Rivera, busca que las autoridades clausuren definitivamente los hoteles y casas que arriendan pequeños cuartos a las trabajadoras sexuales. Gladys confirmó que en el sector existen casas que rentan los cuartos entre los $ 3 y $ 5 dólares, dependiendo del cliente.

Rivera aseguró que esperarán que se emita una ley u ordenanza que planté sanciones para quienes prestan servicios a las trabajadoras sexuales y continuará el trabajo para evitar la delincuencia en los sectores donde hay proliferación de la prostitución como: San Marcos, San Roque, La Marín y la Calle Chile.

Elizabeth Molina, coordinadora de la Red de Trabajadoras Sexuales del Ecuador, aseguró que en los próximos días se mantendrá una reunión con las trabajadoras de Quito para determinar el motivo de su retorno a las calles y buscar con las autoridades pertinentes Municipio, Comisarías, Policía y Ministerio de Salud una alternativa que beneficie a la comunidad y a las agremiadas.

Molina aseguró que es una pena y muy doloroso saber que nuestras compañeras regresan a las calles y no tienen condiciones optimas para ejercer su trabajo. Las autoridades deberían darse cuenta que no es cuestión de reprimir o mantenerlas encerradas por dos y tres días en un calabozo.

La solución está en brindar alternativas para las trabajadoras sexuales y evitar la violación de sus derechos humanos, porque también son personas y si se dedican a la prostitución no es porque les guste, es porque lo necesitan, concluyó Molina.


Texto realizado por mi amiga Julia

miércoles, 6 de agosto de 2008

LAS 7 CRUCES


Las calles de Quito cuentan sus historias, se descubren ante los turistas y se defienden de los avatares del tiempo. Éstas, en el casco colonial, son estrechas, la modernidad cambio sus piedras por el cemento.

Una de las más famosas es la calle García Moreno, conocida también como de 'Las Siete Cruces'. En la cual, el mito, la leyenda y la historia han hecho de las suyas. Y hoy se presenta como parte de los atractivos del Centro Histórico de Quito, declarado por la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura), en 1978, como el Primer Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En fin… 'La García Moreno' o de 'Las Siete Cruces' lleva dicho nombre, porque a lo largo de la calle hay siete cruces, que se encuentran en El Hospicio (hoy Museo de la Ciudad), en la Iglesia de El Carmen Alto, en La Compañía, El Sagrario, La Catedral, La Concepción y Santa Bárbara. El recorrido sentido sur-norte, de ocho cuadras, lo puede realizar en 30 minutos.

El sendero es visible, si lo hace de norte a sur verá el cerro del Panecillo donde está la estatua de la Virgen de Quito y de sur a norte vera la Basílica del Voto Nacional. Este recorrido existe hace más de mil 500 años.

La ruta era conocida por los Incas para comunicar al Panecillo con la loma de San Juan o Yavirac, cerros que pudieron haber sido centros de adoración y observación del Dios Sol y la Diosa Luna, además de servir como fuertes militares.
Con los españoles, la Calle de las Siete Cruces se convirtió en el eje longitudinal de la ciudad. Para que los pobladores de la nueva ciudad olvidaran el antiguo sentido 'idólatra' de la ruta se colocaron las cruces, siete de ellas fueron colocadas a lo largo de la calle para, que a cada paso, los caminantes recordaran que la ciudad estaba consagrada al 'verdadero' Dios.

Texto..realizado por mi amiga Julia




Cruz 2. Iglesia del Carmen Alto

La Cruz se encuentra en la entrada principal del Convento del Carmen Alto que pertenece a las monjas carmelitas de claustro. Las religiosas viven una vida de estricta contemplación. Como penitencia solían flagelarse con diferentes objetos. Hoy se les pertime salir del convento en casos de extrema necesidad.

Para el público ellas venden hierbas, vino y otros productos a través de un torno de madera giratorio empotrado en la pared. Fue construido en el terreno donde a mediados del siglo XVII vivió la primera santa católica del Ecuador, Mariana de Jesús.






Cruz 3. La Compañía

La Cruz se colocó en la Iglesia de La Compañía. Está fue constuida por los jesuitas entre 1605 y 1765. Las piedras de estilo barroco que luce la fachada fueron talladas por manos indígenas.

Este templo estuvo cerrado desde 1767 a 1807 por la expulsión de los jesuitas del Ecuador. Fue reabierto por el fraile chileno Camilo Henríquez, de la Orden de la Buenamuerte, quien más tarde participó en las luchas de la Independencia de su país natal.





Cruz 4. Iglesia El Sagrario

Iglesia de El Sagrario.

La Cruz es un hito histórico, tras ella se construyó la primera capilla de Quito. Su puerta, construida por Bernardo de Legarda en 1607 es considerada como una de las más hermosas de todas las iglesias quiteñas. Este templo, junto con las de San Marcos y la de Santa Bárbara, era para uso exclusivo de los españoles y los criollos. Los indígenas tenían los templos de San Sebastián y San Blas.





Cruz 5. La Catedral

Iglesia de La Catedral.

Considerada como La Cruz mayor, se consagrada con la construcción de la Catedral en 1572. El 30 de marzo de 1877, el obispo de Quito, Ignacio Checa y Barba, fue envenenado con estricnina disuelta en el vino que habría de beber en la misa del Viernes Santo. Muchas personas afirman que el gallo que se encuentra en la cúpula ataca a los borrachos que osan insultarlo en las madrugadas quiteñas.






Cruz 6. La Concepción

Convento de La Concepción.

La Cruz se colocó tras la construcción del primer convento de monjas que hubo en Quito, fundado el 13 de enero de 1577 bajo los auspicios de la Orden de San Francisco. El resplandor original del templo se perdió en un incendio que causó irreparables daños en su riqueza arquitectónica y artística. Los retablos sugieren los estilos mudéjar y plateresco. Las monjas venden shampoo de sábila y otros productos.





Cruz 7. Santa Bárbara

Es conocida como la Iglesia de la última cruz. Su originaria construcción pertenece al siglo XVI y es obra del Arquitecto Juan Pablo Sanz. Con posterioridad a los sismos de 1987, se ejecutaron las obras de reconstrucción y consolidación estructural en los muros y en la cúpula por parte del Fondo de Salvamento FONSAL.